SOBRE LAS TARDES LLUVIOSAS DE SEPTIEMBRE:
No me gustan estas tardes de septiembre tan lluviosas,
Pues empujan a pensar en reflexiones dolorosas.
El clima es un indicador fiable del estado de ánimo,
Y, posiblemente, en este momento, en la mayoría de las almas cunde el desanimo.
Detrás de un tiempo frío y desapacible, se esconde toda una filosofía,
Que nos puede conducir a una mezcla de agridulce melancolía.
Induce a la más fría y negra depresión,
El hecho de tener un tiempo tan nebuloso y tristón.
Mirando por la ventana, te entra más desgana.
Los más oscuros nubarrones,
Te hacen sentir como el más desquiciado de los trovadores.
Este sería el momento propicio para la redacción de grandes obras por escritores,
Buscando y encontrando su derecho a ser nombrados como insignes y famosos autores.
Se sentarían al lado del incombustible fogón,
A la espera de un chispazo de mágica inspiración.
Tendrían el papel y el tintero convenientemente preparado,
Para cuando rondara por sus cabezas una historia de enorme calado.
Y la copita en la mesa llena de vino,
Da lo mismo que fuera moscatel o fino.
El resto de los simples y humildes mortales,
Nos dedicamos a otros menesteres más vulgares.
Principalmente, los juegos de mesa,
De los que hay una variada remesa.
Los de azar, en los que inevitablemente has de ganar o pagar.
Y los de inteligencia, en los que debes tener una clara y despejada conciencia.
Hay gente que se dedica a leer,
Para así tener tiempo de aprender.
Otros, como yo nos volcamos en la escritura,
Pretendiendo ser unos magos en literatura.
Aunque al final no pueda conseguirlo,
¡Qué me importa! ¡El caso es discutirlo!
¡Si no se intenta! ¡Pues no se detenta!
En fin, espero que a un día desagradable,
Suceda otro de aspecto y matiz más agradable.
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