EL ESCRITOR COMPULSIVO

EL ESCRITOR COMPULSIVO
El gran Gustavo Adolfo Bécquer

EL ESCRITOR COMPULSIVO

El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

viernes, 6 de mayo de 2011

GUIÓN LITERARIO DE LOS EXPERIMENTOS DEL DOCTOR PAJUELO

GUIÓN LITERARIO: “LOS EXPERIMENTOS DEL DOCTOR PAJUELO”.

ESCENA 1. PLANTA BAJA DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Los experimentos del Doctor Pajuelo”.

Dos padres, PEDRO y MANUELA, y un hijo, ALBERTO, están delante de la ventanilla de “Ingresos” del hospital, esperando a que una pareja joven acabe de hablar con la ENFERMERA que ejerce de Auxiliar Administrativa. Por fin, después de diez largos minutos de espera, la ENFERMERA vuelve a estar libre durante unos momentos. Entonces, es el padre, PEDRO, el que toma la palabra.

PEDRO

Hola. Buenos días. Veníamos a ingresar a este chaval para que le puedan hacer una resonancia. Al parecer, cuando vino a la Consulta la semana pasada, el Médico, el Doctor Pajuelo, dijo que tenía una ciática muy fuerte. También dijo que comunicáramos que había que ingresarle en la cuarta Planta, que es la de Traumatología.


ENFERMERA

Vale, muy bien. Me hacen el favor, pueden esperar en la Sala de Espera, por favor.

PEDRO

     Sí, de acuerdo, pero, ¿Dónde esta?

ENFERMERA

     Al fondo a la derecha, la primera puerta.

PEDRO

     Vale, gracias.

Corte.

ESCENA 2. SALA DE ESPERA DE LA PLANTA BAJA DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.


PEDRO, MANUELA y ALBERTO entran en la Sala de Espera. PEDRO empieza a pasear nerviosamente a lo largo y ancho de toda la Sala, mientras que MANUELA no para de agitar su abanico debido al intenso calor que desprenden los radiadores, y ALBERTO lee una revista de cine.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “ Media hora más tarde…”


Los padres y el hijo continúan realizando las mismas acciones descritas anteriormente.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Una hora y media más tarde…”


Los padres y el hijo continúan realizando las mismas acciones descritas anteriormente.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Dos horas más tarde…”



Los padres y el hijo continúan realizando las mismas acciones descritas anteriormente, pero con la novedad de que un CELADOR entra en la Sala preguntando por ALBERTO.

CELADOR

     ¿Alberto Bellido García?

ALBERTO

     ¡Sí, soy yo!

CELADOR

Haga el favor de acompañarme. Le han asignado una habitación en la séptima Planta.

PEDRO
(Indignado)
¡Cómo que en la séptima Planta! ¡Si mi hijo debe ir a la cuarta Planta, que es la de Traumatología!

CELADOR
(Conciliador)
Sí, ya lo sé. Lo siento, pero tengo que informarles que la cuarta Planta está repleta.  Y las enfermeras encargadas del ingreso me han comunicado que solamente puedo llevarles a la séptima Planta.

Los cuatro abandonan la Sala de Espera. Por su parte, PEDRO no puede evitar enfurruñarse.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 3. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

ALBERTO, PEDRO Y MANUELA, tras los pasos del CELADOR, dejan el ascensor en la séptima planta y se dirigen por una pasillo hasta la habitación 714.

CELADOR
Bien, ya hemos llegado. Habitación 714, cama número dos. Alberto, ya puedes cambiarte. Allí, en ese sillón, tienes un pijama y una bata. Venga, hasta luego.

Una FAMILIA PORTUGUESA, compuesta por el PADRE, que es el que está ingresado ocupando la cama número uno, la MADRE, dos HIJOS y una HIJA, saludan a los recién llegados.

FAMILIA PORTUGUESA
(Al unísono)
     ¡Buenos días!

PEDRO, MANUELA Y ALBERTO
(Al unísono)
     ¡Buenos días!

ALBERTO se dirige al sillón donde está la ropa del hospital y se cambia. Instantes más tarde, un Médico se asoma por la habitación.

MÉDICO

Hola. Buenos días.  A ver, ¿Es usted Don Manoel de Oliveira?

HIJO MENOR DE MANOEL DE OLIVIERA
(Ansioso)
¡Sí, ese es mi padre! ¡Qué pasa! ¿Ha venido a decirnos que ya lo llevan al quirófano.

MÉDICO
(Apesadumbrado)
Pues no exactamente. Lo siento mucho por ustedes, por las molestias que les hayamos podido ocasionar, pero el anestesista que debía estar presente en la operación no ha podido venir. Parece ser que se ha puesto enfermo y no hay otro que le pueda sustituir. Tendrán que volver la próxima semana para que podamos operarle.

HIJO MENOR DE MANOEL DE OLIVEIRA
(Muy molesto)
¡Pero no pueden hacernos esto! ¡Hemos venido desde la frontera exclusivamente para la operación! ¡Esto es indignante! ¡Hemos recorrido más de cien kilómetros y ahora nos hacen esto!

MÉDICO
Los siento mucho, de verdad, pero no hay otra alternativa.

El MÉDICO desaparece del umbral de la puerta, mientras que los miembros de la FAMILIA DE MANOEL DE OLIVEIRA comienzan a realizar ostensibles gestos de indignación y de rabia, hasta que el HIJO MENOR no puede más y explota.

HIJO MENOR DE MANOEL DE OLIVEIRA
(Muy enfadado)
¡Esto es bochornoso! ¡Ahora mismo voy a Atención al Paciente a poner una denuncia!

HIJO MAYOR DE MANOEL DE OLIVEIRA
¡Pero qué dices! Anda, ¡Deja de perder el tiempo! ¡Eso no va a servir para nada! A los médicos las quejas les entran por un oído y le salen por el otro. Además, no ganas nada con hacer eso, sólo es una queja más.

HIJO MENOR DE MANOEL DE OLIVEIRA

¡Sí! ¿Eso es lo que tú piensas, hermano? Bueno, pues mira, una queja más que se amontona con otras muchas que tendrán. ¡A ver si así se dan cuenta de una maldita vez de que de estas maneras y de estos modos no pueden tratar a los pacientes! ¡Mierda! ¡Es que es imperdonable! ¡Parece un chiste! ¡     Cómo es posible que si un anestesista se pone malo, no tengan a otro que lo pueda sustituir! ¡Es que es de chirigota!

El HIJO MENOR DE MANOEL DE OLIVEIRA sale de la habitación, mientras que PEDRO no sale en sí de su asombro.

PEDRO
(Asombrado)
¡Pero esto es increíble! ¡Cómo puede estar así la Sanidad en este país! ¡Esto es para mear y no echar gota!

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 4. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Al día siguiente…”


La cama número uno de la habitación 714 ya ha quedado libre. Sin embargo, la familia formada por PEDRO, MANUELA y ALBERTO, no tarda en detectar los inconvenientes propios de haberse desplazado hacia aquel desorganizado Ambulatorio: El ruido incesante y continuado provocado por las máquinas que están al lado y que han sido destinadas para la obra que ha de levantar un nuevo y moderno hospital, el ruido a intervalos procedente de las obras que se están practicando en dos habitaciones próximas a la 714, así como el calor intenso que irradian los radiadores de la habitación que están puestos a la máxima potencia y, para finalizar, un cuarto de baño que se asemeja a una maloliente y diminuta letrina, y que está en clara disonancia con relación al amplio espacio que tienen tanto la habitación propiamente dicha, como la terraza. Por su parte, ALBERTO, no puede por menos que lamentarse, pero con ironía.

ALBERTO

¡Bendito sea Dios! ¡Esto es peor que estar en un frenopático!

CELADOR

Hola, Buenos días. Prepárate, que pronto vas a tener un nuevo compañero.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Media hora más tarde…”


Vuelve a entrar el CELADOR en la habitación empujando la cama número uno, en la que está tumbado un hombre de unos setenta años. Le acompaña su familia, que está integrada por su ESPOSA, TRES HIJOS Y DOS NUERAS. Instantes más tarde, sale el CELADOR de la habitación y entra un MÉDICO. El HIJO MENOR del paciente, en adelante NANO, que es el que está más nervioso, es el que interroga al MÉDICO.

HIJO MENOR DE NANO

     Doctor, ¿Es grave lo que le pasa a mi padre?


MÉDICO
(Con afán tranquilizador)
Calma, calma. Ustedes no se alarmen. Es únicamente una neumonía típica. Estando aquí unos días bajo supervisión, no duden que se le pasará.

ESPOSA DE NANO
(Nerviosa)
     ¡Es que se ha pasado toda la noche vomitando!

MÉDICO

Repito que no tienen de que preocuparse. Está bajo control.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Unas horas más tarde…”


Esa misma tarde, la habitación se llena de familiares y amigos de NANO y ALBERTO, agobiado, decide salir y encaminarse hacia la Sala de los ascensores de la séptima Planta.

Fundido en Negro de cierre.

ESCENA 5. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Al día siguiente…”


La habitación 714 del Ambulatorio vuelve a estar repleta de gente. Mientras, por la televisión está transmitiendo la noticia de que el virus de la gripe porcina, también conocida como gripe “A”, procedente de México, está llegando a España. Por su parte, ALBERTO, visiblemente agobiado, .como el día anterior, por la incesante cantidad de visitas que recibe NANO, decide salir al pasillo a pasear.

Corte.

ESCENA 6. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Finalmente, días después, en concreto el sábado, dan el alta a un recuperado NANO, que se despide de ALBERTO.

NANO

     Bueno, ¡Adiós, chaval! ¡Que te sea leve!

ALBERTO

     ¡Adiós! ¡Que le vaya bien!

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 7. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Al día siguiente…”


Un hombre procedente de Béjar accede al pasillo mirando con cara de despistado, pero, finalmente, llega hasta la habitación 714.

CELADOR

     Bueno, chaval, te dejo con tu nuevo compañero.

BEJARANO JOAQUÍN
(Entusiasmado)
¡Qué pasa, chico! ¡Vaya, qué joven eres! ¡Seguro que eres de esos que salen de juerga toda la noche! Yo soy de Béjar. Esta mañana, antes de coger la “Serrana”, vi por la ventana de mi piso a unas chavalas que llevaban una trompeta encima como un piano.

ALBERTO

No, la verdad es que no. Siento decepcionarle pero yo ya hace bastante tiempo que no soy de esos. Lo fui, lo fui, pero ya no.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 8. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Un día más tarde…”


Un día más tarde, una CELADORA entra en la habitación con la intención de llevarse a ALBERTO para que le hagan una resonancia.

CELADORA

A ver, ¿Eres tú Alberto bellido García, verdad? Bueno, púes vístete que tengo que llevarte a la Planta Baja para que te hagan una Resonancia.

ALBERTO
(Sorprendido)
Pero, ¿No era en el Clínico donde me la iban a hacer? ¡Me dijeron ayer que me llevarían en ambulancia hasta el Clínico!

CELADORA
Pues se ve que no. Por lo que me acaban de informar, hay un nuevo aparato para la realización de Resonancias aquí. Pero no te preocupes, si te sirve de algo, yo estoy tan sorprendida como tú, ni siquiera sabía de su existencia, como la mayoría de los que trabajamos en el Ambulatorio.

Corte.

ESCENA 9. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

El BEJARANO JOAQUÍN, asqueado, intenta, por todos los medios, que una ENFERMERA le haga caso.

BEJARANO JOAQUÍN
(Suplicante)
¡Enfermera! ¡Enfermera! ¡Déme de beber una miajina de agua! ¡Que tengo una resequina terrible! ¡Y de comer también, si puede ser! ¡Que tengo una tristeza en el estomago increíble!

ENFERMERA

Lo siento, pero me ha dicho el médico que a usted no se le debe dar de comer ni de beber. Que para alimentarse ya tiene el suero.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 10. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Cuatro días más tarde…”


Una mañana, un MÉDICO entra en la habitación y ALBERTO, esperanzado en que le pudiera decir que le concede un permiso de dos días para ir a casa durante dos días por el puente de mayo, no duda en preguntárselo.

ALBERTO

Doctor, ¿Puedo irme a casa estos dos días? Ya sabe que es el Puente del uno de Mayo y cómo me han dicho que de los resultados de la Resonancia no voy a saber nada hasta dentro de tres días…

MÉDICO

Lo siento mucho, Alberto, pero no es posible que te pueda conceder un permiso. Te hemos puesto un tratamiento  y es mejor que te quedes aquí para poder tenerte más controlado.

ALBERTO

Pero, ¿Y no puedo seguirlo en casa y después de reingresar? ¿No es posible que me puedan reservar la cama?

MÉDICO
(Tajante)
No, eso no puede ser. Tienes que quedarte aquí. Es lo mejor. Lo siento.

ALBERTO
(Decepcionado)
Vale, vale. Está bien. Me quedare aquí. Si no hay más remedio, jugando al solitario, paseando, leyendo y viendo la televisión.

MÉDICO

     Hasta luego, y cuídate.

Corte.

ESCENA 11. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Una ENFERMERA EN PRÁCTICAS se acerca hasta la cama de ALBERTO para tomarle la tensión y darle las cápsulas correspondientes a las cinco de la tarde.

ENFERMERA EN PRÁCTICAS

A ver, déme el brazo, que le voy a tomar la tensión. ¿Qué tal le ha ido la operación?

ALBERTO

¿Operación? ¿Qué operación? ¡Si a mí sólo me han hecho una Resonancia Magnética!

En ese momento, la ENFERMERA EN PRÁCTICAS se da con la mano en la frente.

ENFERMERA EN PRÁCTICAS

¡Huy! ¡Si es verdad! ¡Pero qué tonta! Bueno, mire, así ya sabe su tensión. ¡Ah, qué se me olvidaba! ¡Aquí tiene sus cápsulas!

ALBERTO se queda mirando fijamente las cápsulas. Hay dos muy parecidas, pero descubre que una no es para él.

ALBERTO

     Perdona, pero yo creo que esta no es para mí.

ENFERMERA EN PRÁCTICAS

¡A ver, a ver! ¡Hala! ¡Pues es verdad! Lo siento. Es que no me había dado cuenta.

La ENFERMERA EN PRÁCTICAS se dirige a la cama del BEJARANO JOAQUÍN  a tomarle la tensión.

BEJARANO JOAQUÍN

¡Claro, le has ido a tomar la tensión a Alberto porque es más joven! Pero no te preocupes, chica, que eso yo lo veo natural. Oye, tengo yo un sobrino que mira a ver, que se acaba de quedar sin novia. Si quieres, te lo presento.

ENFERMERA EN PRÁCTICAS
(Interesada)
     ¿Y qué edad tiene?

BEJARANO JOAQUÍN

     Veintiocho años.

ENFERMERA EN PRÁCTICAS

¡Buffff! ¡Entonces es muy mayor! ¡Yo preferiría a uno de mi edad!

BEJARANO JOAQUÍN

     Bueno, también tienes aquí presente a Alberto.

ALBERTO

¡Si yo soy más mayor aún que su sobrino! ¡Cómo se va a interesar en mí!

BEJARANO JOAQUÍN

Bueno, es igual. Yo no doy por vencido. Para mí, ya eres mi sobrina, ¿Vale, estas de acuerdo?

ENFERMERA
(Sonriente)
¡Vale! ¡A partir de este momento me considero su sobrina!

Corte.

ESCENA 12. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

EL BEJARANO JOAQUÍN cierra los ojos, pero su SOBRINO VALLISOLETANO le pega una voz.

SOBRINO VALLISOLETANO

     ¡Eh, Joaquín! ¡Despierta! ¡No te duermas!

BEJARANO JOAQUÍN

     ¡Joeeer! ¡Mira que eres pelma!

Minutos después, el BEJARANO JOAQUÍN vuelve a cerrar los ojos y su SOBRINO VALLISOLETANO vuelve a despertarle.

SOBRINO VALLISOLETANO

¡Joaquín! ¡Qué no te duermas te tengo dicho! ¡Es que no me haces ni puto caso! ¡Que si no luego por la noche no hay cristiano que te aguante!

BEJARANO JOAQUÍN

¡Pero qué pelma que eres! ¡Anda, mira a ver si me traes una miajina de agua! ¡Qué tengo una resequina!

SOBRINO VALLISOLETANO

Vale, pero ya sabes, recuerda lo que han dicho las enfermeras. Solo para enjuagarte, eh, sólo para enjuagarte.

BEJARANO JOAQUÍN

     ¡Qué sí, pelma! ¡Qué sí!

En ese momento, MANUELA Y ALBERTO empiezan a reírse.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 13. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Dos días más tarde…”


CELADORA

     A ver, ¿Alberto Bellido García?

ALBERTO

     Sí, soy yo.

CELADORA

Ponte la bata y siéntate en esta silla de ruedas, que te voy a bajar para que te hagan una Resonancia.

ALBERTO
(Muy sorprendido)
     Pero si ya me hicieron una anteayer.

CELADORA
(Sorprendida)
¡De verdad! Bueno, a mí me han ordenado que te baje a la Planta Baja, a la Sala de las Resonancias, y eso es lo que voy a hacer.

ALBERTO se sienta en la silla de ruedas y la CELADORA y él salen de la habitación 714.

Corte.

ESCENA 14. PLANTA BAJA DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

La CELADORA, conduciendo la silla de ruedas en la que va ALBERTO, llega hasta la sala de resonancias.

CELADORA

     Bueno, aquí os traigo a Alberto Bellido García.

La ENFERMERA mira a ALBERTO de arriba abajo.

ENFERMERA
(Sorprendida)
¡Pero si a este chico ya le hicimos una Resonancia anteayer!

CELADORA

Pues aquí tengo un volante urgente firmado por el Doctor Pajuelo para que le hagáis una Resonancia.

ENFERMERA

     ¡A ver, a ver! ¡Déjame que lo mire!

La CELADORA extiende a la ENFERMERA el volante del DOCTOR PAJUELO. Esta última lo observa, y después saca otro volante de un montón.

ENFERMERA
(Alucinada)
¡Bueno, bueno! ¡Pero qué lío es este! ¡Si yo tengo aquí otro volante que encargaron por procedimiento ordinario del Clínico!

CELADORA
(Impaciente)
Entonces, ¿Qué es lo que hago? ¿Lo vuelvo a subir a su Planta?

ENFERMERA

¡Sí, claro! ¡A ver! ¡No le vamos a hacer una Resonancia al mismo paciente dos veces! ¡Sería absurdo!

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 14. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Cinco días más tarde…”


MANUELA
(Indignada)
Bueno, ¿Y qué pasa con la Resonancia? ¡No decían que en cuarenta y ocho horas sabrían los resultados!

ALBERTO

Pues a mí una enfermera me ha dicho que todavía no les ha llegado.

En ese momento, entra en la habitación una ENFERMERA.

ENFERMERA

Alberto, acaban de llegar los resultados de tu Resonancia. Tienes una hernia lumbar. Ha llamado el Doctor Pajuelo. Va a subir a verte.

MANUELA

¡Madre mía! ¡Ya era hora, hija! ¡Y se puede saber por qué han tardado tantos días?

ENFERMERA

Pues parece ser que después de hacer la Resonancia, la enviaron al Clínico y algún médico de aquí se la ha reclamado hoy.

MANUELA

¡Virgen santa! ¡Qué jaleo! ¡Cuándo nos iremos de aquí! ¡Cuándo te curarán y te pondrás bueno!

Corte.

ESCENA 15. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

DOCTOR PAJUELO
(Con desidia)
Bueno, Alberto, ¿Y qué hacemos contigo? ¡Te operamos o no?

En ese momento, interviene PEDRO.

PEDRO

Bueno, espere un momento, espere un momento. Yo he oído hablar de unas infiltraciones que…

DOCTOR PAJUELO

¡Ah, sí! ¡Las infiltraciones! ¡Vale, tenían que haber empezado por ahí! ¡Está bien! ¡Te haremos una infiltración! ¡Te pondremos una inyección justo en la vértebra que tienes dañada! ¡Estate preparado para el martes o el miércoles!

Nada más acabar de hablar, el Doctor Pajuelo se marcha velozmente de la habitación y PEDRO comienza a mascullar.

PEDRO
(Molesto)
¡Me cago en la putita de oros! ¡Que seco que es este Pajuelo!

BEJARANO JOAQUÍN
(Entusiasmado)
¡Eh, chaval! ¡Pon Telecinco! ¡Que salen unas modelazos que quitan el hipo! ¡No! ¡Si yo estuve a punto de ir! ¡El de mujeres y hombres y viceversa! ¡Me apunte para ver si me llamaban!

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 16. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Son las doce de la noche. Aparentemente, en la séptima Planta del Ambulatorio hay un silencio sepulcral, pero dicha calma se va a ver rota en el espacio de dos horas, por dos incidentes ocurridos en dos de sus habitaciones. El primero ocurre cuando los ocupantes de la habitación contigua a la 714, es decir, la 712, empiezan a lanzar improperios contra una ENFERMERA que se ha negado a suministrar a una de las pacientes una cápsula somnífera. Encima, dichos ocupantes de la habitación resultan ser una familia gitana.

PATRIARCA
(Vociferante)
¡Ay, maldita paya! ¡Es usted una payasa! ¡Una puta payasa! ¡Mira que no darle a mi mujer la cápsula de ayer!

Un instante más tarde, el PATRIARCA, muy enfadado, pega un portazo. Después, la calma vuelve a reinar. Sin embargo, un par de horas más tarde, es el BEJARANO JOAQUÍN el que despierta a su SOBRINO VALLISOLETANO, a PEDRO y a ALBERTO.

BEJARANO JOAQUÍN
(Delirando)
¡Si yo estoy bien! ¡Yo estoy bien! ¡Yo lo que quiero es irme a casa! ¡Es sólo eso lo que quiero!

Una ENFERMERA entra en la habitación y enciende la luz.

ENFERMERA

¡Pero qué es lo que hace usted, hombre de Dios! ¡Cállese y duérmase! ¡No ve que si sigue gritando va a despertar a toda la Planta!

BEJARANO JOAQUÍN

¡Que no, que no! ¡Pero no lo ve usted! ¡Yo estoy bien! ¡Ya no me duele nada! ¡Me puedo vestir y largarme de aquí! ¡Irme de una maldita vez a casa!

La ENFERMERA, sintiéndose impotente para hacer callar al BEJARANO JOAQUÍN, saca de su bolsillo una cápsula, un somnífero, y se la mete en la boca al sufrido paciente.

ENFERMERA

     ¡Hale! ¡Abra la boca y tráguese esto! ¡Así, muy bien!

El BEJARANO JOAQUÍN se queda dormido rápidamente y su SOBRINO VALLISOLETANO, PEDRO y ALBERTO, tratan de recuperar el sueño perdido.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 16. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Dos días más tarde…”


ENFERMERA

Hola, Alberto. Bien, prepárate para mañana. Me ha dicho el Doctor Pajuelo que mañana va a ser el día en el que practiquen la infiltración. Has de saber que a partir de las doce de esta noche tienes que estar en ayunas. Y eso significa que no debes comer ni beber nada. ¿Lo has comprendido?

ALBERTO

     Sí, sí, de acuerdo.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 17. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Al día siguiente…”


ENFERMERA

Buenos días, Alberto. Ve rápido a ducharte y ponte este camisón, no vaya a ser que enseguida vengan a buscarte para llevarte al quirófano.

ALBERTO, todavía cansado por las noches que le ha dado el BEJARANO JOAQUÍN y por el despertar temprano que le ha dado la ENFERMERA encargada del termómetro, que le ha despertado a las seis y media de la mañana, se quita las legañas de los ojos, se pone la bata y sale de la habitación para dirigirse a la Sala de las duchas.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Cinco horas más tarde…”


ALBERTO y MANUELA están en la habitación esperando pacientemente a un CELADOR que le lleve a su cama y a él al quirófano, mientras que PEDRO, por su parte, pierde la compostura y los nervios, y en el pasillo, delante del mostrador de las ENFERMERAS, comienza a vociferar indignado. Las voces se oyen por todo la séptima Planta, y son varias las puertas de las habitaciones que se abren, preguntándose sus inquilinos por la causa y motivo que ha llevado a ese hombre a provocar semejante escandalera.

PEDRO

¡Pero vamos a ver! ¡Qué cojones pasa con mi hijo! ¡Dijeron esta mañana que le iban a hacer una infiltración! ¡Y esta mañana ya se ha pasado y no se la han hecho! ¡Y llegará esta tarde y pasará igual! ¡Y llegará mañana e ídem!

ENFERMERA

Señor, haga usted el favor de calmarse. Yo, por mi parte, no puedo hacer nada más. Ya he llamado al Doctor Pajuelo y me ha dicho que va a subir a explicarles las causas del retraso. ¡Haga el favor de tener paciencia!

Fundido en Negro de Encadenado.

Texto sobre Negro: “Una hora más tarde…”


DOCTOR PAJUELO

A ver, señor. Acompáñeme a la habitación. Quiero explicarles a los tres lo que está pasando.

El DOCTOR PAJUELO Y PEDRO entran en la habitación, donde les están esperando MANUELA Y ALBERTO, reconcomidos ya por la impaciencia.

DOCTOR PAJUELO

Siento mucho decirles que no podemos practicar la infiltración. Precisamente hoy ha ingresado mucha gente aquejada por la gripe porcina y nuestros quirófanos no dan abasto.

ALBERTO
(Desesperado)
¡Qué! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡Yo ya no aguanto más aquí! ¡Yo me suicido!

ALBERTO no se lo piensa dos veces y coge carrerilla lanzándose sobre la ventana, creyendo que su cristal se romperá en mil pedazos y que él acabará aplastado contra el suelo de la obra. Pero no es así, porque el cristal resulta ser irrompible y rebota, cayéndose en el suelo.

DOCTOR PAJUELO

¡Pero qué es lo que ha intentado hacer! ¡Está usted loco de remate! ¡Es que pretendía suicidarse! ¡No sabía acaso que las ventanas de las habitaciones son irrompibles! ¡Hubo varios suicidios hace años y pusimos cristales irrompibles! ¡No podemos permitir que nuestros clientes se suiciden antes de curarlos! ¡Sería algo muy malo para la reputación del hospital!

ALBERTO, agotado mentalmente por todas las inexplicables y surrealistas situaciones de las que ha sido protagonista durante sus dieciocho de reclusión en el hospital, comienza a dar alaridos para liberar su angustia.

ALBERTO

¡Noooo! ¡Noooo! ¡Por favor! ¡Quiero salir de aquí! ¡Quiero salir de aquí!

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 18. HABITACIÓN 13 DEL PSIQUIÁTRICO “SAN JUDAS TADEO” DE SALAMANCA. EXTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Dos meses más tarde...”

ALBERTO, embutido en una camiseta de fuerza, abre una carta cuyo remitente no es otro que el inefable Doctor Pajuelo del Ambulatorio “Virgen de la Vega” de Salamanca.
ALBERTO despliega una Nota y la lee.
“Estimado paciente:
Nos complace dirigirnos a usted para comunicarle que, finalmente, vamos a poder realizarle la infiltración que usted requería mañana por la mañana. Si le complace, preséntese a las nueve en la segunda Planta del hospital y espere a que le atendamos en la Sala de quirófanos.
Atentamente suyo.
Firmado: Doctor Pajuelo”.

ALBERTO
(A sí mismo y con seguridad)
Sí, pues se va a presentar su madre, porque lo que es yo, yo no me presento. Prefiero seguir estando loco a ir a ese desquiciante hospital a que me curen la pierna, porque seguro que ni ellos mismos sabrán si les dará tiempo a hacerme la dichosa infiltración o no.

En ese preciso momento, nada más acabar de leer la carta de citación para practicar la infiltración epidural, en la habitación de ALBERTO suena su teléfono móvil. Éste, lo descuelga de forma rauda y veloz, con la fundada esperanza de que quién se va a convertir en su interlocutor consiga hacerle olvidar todas las penalidades y situaciones rocambolescas que sufrió en el Ambulatorio, pues la simple aparición de la carta, contribuyó a reavivarlas.

ALBERTO

     ¡Sí! ¡Diga! ¿Quién es?

Desde el otro lado del hilo telefónico, una delicada voz femenina contesta a ALBERTO.

ENFERMERA

¡Hola! ¡Buenas tardes! ¿Es usted Alberto Bellido García, no?

ALBERTO

     Sí, así es.

ENFERMERA

Vera, le llamo desde el Hospital de la Santísima Trinidad. Es para hacerle una resonancia magnética.

ALBERTO
(Sorprendido)
¿Otra? ¡Pero si cuando estuve ingresado en el Ambulatorio dos meses atrás, ya me hicieron una!

ENFERMERA

¡Ah, bueno! Si ya se la han hecho, disculpe las molestias. ¡Adiós!

ALBERTO

     ¡Adiós! ¡Adiós!

ALBERTO, que ya ha empezado a oír, en su teléfono móvil, los tonos que delatan que la ENFERMERA ya ha colgado, pulsa el botón de fin de llamada, y después, respira profundamente. El silencio que hay, tanto en su habitación como en el exterior es sepulcral. Parece que los compañeros, tras una jornada movidita, que han incluido fuertes discusiones y broncas con las ENFERMERAS del Centro Psiquiátrico, se han tranquilizado definitivamente, y esperan la llegada de la noche, con la consiguiente cena en el comedor y posterior reclusión en sus habitaciones. Sin embargo, esta calma es pura apariencia. La llamada telefónica desde otro Centro Hospitalario, ha provocado que ALBERTO rebobine en sus pensamientos y, en consecuencia, volver a rememorar las jornadas más aciagas y tragicómicas,  rayando en lo absurdo, que padeció en el Hospital. Así, enloquecido por pensamientos indelebles, ALBERTO empieza a gritar como un poseso, como un iluminado, reflejando en las expresiones salidas de su boca la más absoluta incredulidad y perplejidad.

ALBERTO

¡Pero esto qué es! ¡Oh, no! ¡Otra resonancia que querían hacerme! ¡Pero esto qué es! ¡Ellos sí que son disonantes! ¡Tienen una disonancia mental más fuerte que la mía! ¡Pero esto qué es! ¡Pero esto qué es!

Los atronadores chillidos de ALBERTO resquebrajan y rompen la quietud del ambiente. Por su parte, los otros locos, animados por la continua verborrea de ALBERTO, empiezan también a berrear, pronunciando palabras y frases ininteligibles. La alarma, como si se fuera a producirse un bombardeo, comienzan a sonar con potencia en el Psiquiátrico, colaborando con los reclusos para elevar el nivel de los decibelios del lugar hasta cotas difícilmente superables. Durante, unos instantes, tanto las voces de los reclusos y como la de ALBERTO dejan de oírse, siendo el claro indicativo de que se han tomado un respiro en su perorata incesante. Entonces, la voz del ENCARGADO DEL CENTRO, es la que toma el relevo, dando instrucciones a sus AYUDANTES.

ENCARGADO DEL CENTRO
(Vociferante)
¡Rápido! ¡Es el paciente de la habitación trece el causante de todo este tumulto! ¡Alberto Bellido! ¡Llévenselo a los servicios y denle una ducha fría! ¡Eso lo apaciguará! ¡Si no es así, emplearemos métodos más expeditivos!

La cercanía de las pisadas que ALBERTO escucha por el pasillo es cada vez mayor. Pero ALBERTO, lejos de amedrentarse, vuelve a sentirse reanimado y excitado por continuar berreando, al igual que sus compañeros. Y, de nuevo, vuelve a lanzar interrogantes al aire, contestándolos después él mismo.

ALBERTO

¡Pero esto qué es! ¡Pues qué va a ser! ¡Pues otra resonancia más! ¡Otra disonancia que pretenden hacerme en el cerebro! ¡Pero esto qué es! ¡Pero esto qué es!

ALBERTO estira las largas mangas de su camisa de fuerza, y comienza a moverse en círculos por toda la habitación, como si fuera una ruleta hasta que, por fin, se para al ver que la puerta se abre.

Fundido en Negro de Cierre.

Créditos Finales.






























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