EL ESCRITOR COMPULSIVO

EL ESCRITOR COMPULSIVO
El gran Gustavo Adolfo Bécquer

EL ESCRITOR COMPULSIVO

El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

martes, 25 de octubre de 2011

GUIÓN LITERARIO REVISADO DE "EL MALETÍN"

GUIÓN LITERARIO: “EL MALETÍN”.
ESCENA 1. CAFETERÍA. CIUDAD. EXTERIOR. DÍA.
Fundido en Negro de Apertura.
Texto sobre Negro: “El maletín”.
La acción se sitúa en la cafetería de una ciudad mediana de los Estados Unidos. En la misma calle, concretamente a la izquierda del establecimiento y haciendo esquina con otra calle, hay una comisaría de policía.
Corte.
ESCENA 2. CAFETERÍA. CIUDAD. INTERIOR. DÍA.
Entre una hilera de mesas con sillones abatibles unos contra otros, se distinguen DOS HOMBRES sentados justo en la mitad de la mencionada hilera. El PRIMER HOMBRE, que es el que comienza a hablar, coloca un maletín encima de la mesa, mientras que el SEGUNDO HOMBRE lo escucha con gran atención.
PRIMER HOMBRE/JAMES
Bien, Señor Morris. Soy James, uno de los hombres de confianza del Señor McDonald. Él no ha podido venir debido a sus negocios, pero me ha encargado felicitarle por la vigilancia a su mujer.
SAM MORRIS
(Intrigado)
     ¿Qué han hecho con ella?
JAMES
(Incómodo)
Eso a usted no le importa, Señor Morris. Además, ahora voy a enseñarle algo que hará que se olvide de la Señora McDonald.
JAMES abre con disimulo los cierres del maletín y mira hacia la barra del Establecimiento. Los escasos CLIENTES que hay en la cafetería están de espaldas, bebiendo sus respectivas consumiciones, y el CAMARERO también está ocupado, preparando una infusión. No obstante, hay otro HOMBRE, al que JAMES y SAM MORRIS no ven, que está sentado en la mesa contigua a la suya, curiosamente, con un maletín idéntico al que porta JAMES, y escuchando con suma atención la conversación. Más confiado, JAMES levanta la tapa del maletín, permitiendo que SAM MORRIS pueda ver su contenido. El HOMBRE de la otra mesa, tan intrigado como SAM MORRIS, desliza con cuidado su cara por el lateral del sofá en el que se encuentra sentado. Entonces, tanto SAM MORRIS como el HOMBRE se quedan asombrados al contemplar que el maletín está repleto de dólares, de un millón de dólares, para ser precisos. El HOMBRE de la otra mesa, temeroso de que le puedan pillar espiando, aparta su cara de la esquina del sofá. Por su parte, JAMES se despide de SAM MORRIS, levantándose de la mesa y dirigiéndose hacia la salida del local.
JAMES
Bien, Señor Morris, disfrute de su recompensa con la familia. Buenos días.
SAM MORRIS
     Buenos días, Señor James.
En el rostro de SAM MORRIS se dibuja una amplia y prominente sonrisa. En efecto, JAMES tiene razón. Se ha olvidado completamente del destino que haya podido correr la SEÑORA McDONALD. Piensa que ahora podrá ir con su mujer y sus hijos a Disneylandia, tal y como les había prometido tantas veces. SAM MORRIS termina de beber su café y se dirige hacia los servicios con celeridad. El HOMBRE de la mesa contigua también se levanta y, de forma pausada, también se dirige hacia los Servicios del Establecimiento.
Corte.
ESCENA 3. SERVICIOS. CAFETERÍA. INTERIOR. DÍA.
Cuando el HOMBRE con pintas de vividor y aventurero que ha estado espiando a JAMES y SAM MORRIS, entra en los servicios, ve a este último meando placidamente, en el urinario situado más cerca del lavabo, y con el maletín repleto de dinero en el suelo, también en el lado más próximo al lavabo. SAM MORRIS dedica una mirada fugaz al HOMBRE que acaba de acceder a los servicios y a su maletín, resultándole curioso que sea clavado al suyo. Disimuladamente, el HOMBRE VIVIDOR coloca su maleta pegada a la de SAM MORRIS y, tras lavarse la cara y atusarse un poco el cabello, comprueba que SAM MORRIS está sigue meando, mirando de forma distraída, hacia el lado opuesto. Entonces, con un movimiento ágil y veloz de su mano izquierda, el HOMBRE VIVIDOR recoge el maletín de SAM MORRIS y se dirige, con paso firme y decidido, hacia la salida de los Servicios, dejando a SAM MORRIS el otro maletín, que está lleno de ropa.
Corte.
ESCENA 4. CAFETERÍA. CIUDAD. EXTERIOR. DÍA.
SAM MORRIS sale de la cafetería con el tiempo justo para observar cómo el HOMBRE VIVIDOR abandona con su coche el lugar y vuelve a esbozar una sonrisa al pensar en la coincidencia de los dos maletines. Después, saca las llaves de su coche y accede al interior del vehículo.
Corte.
ESCENA 5. COCHE DE SAM MORRIS. INTERIOR. DÍA.
Relajado y confortablemente sentado, SAM MORRIS levanta los cierres del maletín y su sorpresa es mayúscula cuando ve que el objeto que le ha reportado tanta felicidad en tan poco tiempo está, en realidad, lleno de ropa. Entonces, su cara enrojece de furia y rabia por haberse dejado quitar, de una manera tan estúpida, la recompensa otorgada por el SEÑOR McDONALD. Abatido, golpea con sus manos el volante y, acto seguido, arranca el vehículo.
Fundido en Negro de Cierre.
ESCENA 6. HOSTAL DE CARRETERA. EXTERIOR. NOCHE.
Fundido en Negro de Apertura.
Texto sobre Negro: “Horas más tarde..”
Durante varias horas, SAM MORRIS persigue, procurando que su empeño no se haga notar, a una distancia prudencial, al vehículo del HOMBRE VIVIDOR. Éste sale de la ciudad, y ya al atardecer, decide parar en un Hostal de carretera para pasar allí la noche. SAM MORRIS, por su parte, aminora la velocidad de su coche hasta dejarlo estacionado con suavidad.
Corte.
ESCENA 7. HOSTAL DE CARRETERA. INTERIOR. NOCHE.
El HOMBRE VIVIDOR entra en el hostal y se dirige hacia la barra, donde están los dueños del establecimiento, una PAREJA JOVEN. Sin embargo, antes de que el HOMBRE VIVIDOR pida nada, alguien detrás de él, consigue paralizarlo.
SAM MORRIS
     ¡Maldito ladrón! ¡Devuélveme ese maletín! ¡Es mío,      entiendes, mío!
El HOMBRE VIVIDOR se gira y mira desafiante a SAM MORRIS. Por su parte, la PAREJA del hostal, contemplan, en condición de testigos involuntarios, el desarrollo vertiginoso que van a adquirir los acontecimientos.
HOMBRE VIVIDOR
     ¡Así que quieres el maletín, eh! ¡Pues, corre, ven a      por él!
El HOMBRE VIVIDOR saca del bolsillo derecho de su pantalón una pistola y apunta al rostro de SAM MORRIS. Este, imperturbable, saca su pistola y hace lo propio.
SAM MORRIS
(Retador)
     ¡Yo también tengo una!
Transcurren unos instantes que se hacen inacabables, eternos. Entonces, en el rostro del HOMBRE VIVIDOR se dibuja una pérfida sonrisa que enseguida se convierte en una carcajada descontrolada. Y dispara, pero SAM MORRIS es más rápido que él, y no sólo esquiva el proyectil sino que acierta a su adversario con un certero disparo y lo derriba, dejándolo inerte sobre el suelo. En un primer momento, posterior al duelo, la PAREJA JOVEN del hostal se quedan paralizados por el miedo, pero después reaccionan, y cada uno lo hace a su manera. El DUEÑO del hostal se dirige a SAM MORRIS, hablando con él de un modo muy agitado y nervioso. Por su parte, la DUEÑA sale de la barra.
DUEÑO DEL HOSTAL
¡¡No, no, no se preocupe, Señor!!. ¡Yo lo enterraré! ¡Nadie me vera hacerlo! ¡Y nadie le acusará de nada! ¡Mi mujer y yo sabemos guardar un secreto!
DUEÑA DEL HOSTAL
(Solícita y servicial)
¡No se vaya ahora, Señor! ¡Es noche cerrada! ¿Se quedará a dormir con nosotros, verdad?
SAM MORRIS
(Abrumado)
     Sí, claro.,..
SAM MORRIS pretende decir algo más, pero la DUEÑA del Hostal le interrumpe.
DUEÑA DEL HOSTAL
¡Pues no se hable más! ¡Venga, subamos las escaleras! ¡Yo le llevaré hasta la mejor habitación de nuestro      humilde Hostal!.
SAM MORRIS, acompañado por la DUEÑA del Hostal, recoge, en primer lugar, su legítimo maletín y, a continuación, ambos empiezan a subir las escaleras hasta el segundo piso del Establecimiento.
Corte.
ESCENA 9. HOSTAL DE CARRETERA. INTERIOR. NOCHE.
SAM MORRIS continua avanzando por los escalones, pero la DUEÑA del hostal se para un momento, quedándose rezagada. Con sigilo, se saca una daga de los pliegues de su falda y se abalanza sobre el desafortunado SAM MORRIS, apuñalándole en plena espalda. La víctima se precipita escaleras abajo, aterrizando de forma violenta contra el suelo de la primera planta del hostal.
Corte.
ESCENA 10. HOSTAL DE CARRETERA. EXTERIOR. NOCHE.
Hasta el hostal han llegado, con el tiempo necesario para contemplar desde fuera el traicionero apuñalamiento de SAM MORRIS, DOS BUSCAVIDAS, de parecido estilo al del difunto HOMBRE VIVIDOR.
BUSCAVIDAS I
(Asombrado)
     ¡Joder, has visto eso, tío! ¡Qué hija de perra!
BUSCAVIDAS II
(Nervioso)
     ¡¡Calla!! ¡Es que quieres que nos descubran y nos      maten también!
Corte.
ESCENA 11. HOSTAL DE CARRETERA. INTERIOR. NOCHE.
DUEÑO/BILL
(Exaltado)
     ¡¡Pero Rachel!! ¡¡Por qué coño has hecho eso!! ¡¡Te      has vuelto loca o qué!! ¡Dos muertos en una noche!      ¡Qué vamos a hacer si alguien los reclama!
DUEÑA/RACHEL
¡Cállate, Bill! ¡Ya nos ocuparemos de los cadáveres      más tarde! ¡Ahora quiero saber qué es lo que contiene este maletín! ¡Si se han jugado la vida por él tiene que ser algo muy gordo!
Corte.
ESCENA 12. HOSTAL DE CARRETERA. EXTERIOR. NOCHE.
La DUEÑA/RACHEL abre el maletín y descubre, alborozada, que contiene un millón de dólares. Por su parte, su marido, BILL, se olvida momentáneamente de los dos muertos. Por un golpe de suerte, aún resultando éste traicionero, su mujer y él se han hecho ricos. Ambos no tardan, pues, en abrazarse con efusividad. Mientras, en el exterior del Establecimiento, los dos BUSCAVIDAS contemplan, cada vez más pasmados, la escena.
BUSCAVIDAS II
     Esta es nuestra noche de suerte, no la suya. Tenemos      que hacernos con ese maletín como sea.
Fundido en Negro de Cierre.
ESCENA 13. HOSTAL DE CARRETERA. INTERIOR. NOCHE.
BILL
(Extasiado)
     ¡Esto hay que celebrarlo con una botella del mejor
     Champán, Rachel! ¡Uno no es rico todos los días!
BILL vuelve a ponerse detrás de la barra y alcanza una botella de Moet Chandon, una de las Marcas más caras de champán francés.
RACHEL
(Entusiasmada)
     ¡Desde luego, Bill! ¡Pásame una copa!
Pero la alegría de BILL y RACHEL dura poco. De repente, y sin mediar palabra, los dos BUSCAVIDAS entran en el Hostal, sacan dos pistolas de los bolsillos de sus pantalones y masacran a los DUEÑOS del hostal, BILL y RACHEL.
Fundido en Negro de Cierre.
ESCENA 14. HOSTAL DE CARRETERA. INTERIOR. DÍA.
Fundido en Negro de Apertura.
Texto sobre Negro: “A la mañana siguiente..”
Los dos BUSCAVIDAS se marcha rápidamente del Hostal con el maletín. A la mañana siguiente, dos POLICÍAS, que habían decidido parar a desayunar en el Hostal, descubren la masacre.
POLICÍA I
(Espantado)
¡Por todos los demonios! ¡Quiénes habrán sido los malnacidos que han hecho esto! ¡Rápido, busca su Identificación!
El POLICÍA II obedece las órdenes de su jefe con diligencia y revisa concienzudamente los cadáveres. Así, de los bolsillos de BILL y RACHEL, así como de los de SAM MORRIS, saca información que permite su identificación, pero no tiene el mismo éxito con el HOMBRE VIVIDOR.
POLICÍA II
Los dos que están juntos son los dueños del hostal: Bill Jefferson y Rachel Stevens. Y este otro se llamaba Sam Morris, detective privado. Del otro no hay nada.
POLICÍA I
     ¡¡Sam Morris!! ¡Lo conozco! ¡Qué horror! ¡Tenía      mujer y dos hijos!
Fundido en Negro de Cierre.
ESCENA 15. CASA DE SAM MORRIS. CIUDAD. EXTERIOR. DÍA.
Fundido en negro de Apertura.
Texto sobre Negro: “Esa misma tarde..”
Esa misma tarde, otra pareja de POLICÍAS van a comunicar a la MUJER DE SAM MORRIS la muerte de su marido. No se oye a los POLICÍAS hablar al comunicar la mala noticia, pero sí a la MUJER DE SAM MORRIS en su reacción y sus lamentos desgarradores. Sus dos hijos, un NIÑO y una NIÑA, salen de la casa y su madre los abraza con fuerza.
MUJER DE SAM MORRIS
     ¡¡Oh, Dios mío!! ¡¡Sam!! ¡¡Por qué!! ¡¡Por qué tú!!
Fundido en Negro de Cierre.
ESCENA 16. CAFETERÍA. CIUDAD. INTERIOR. DÍA.
Fundido en Negro de Apertura.
Texto sobre Negro:” A esa misma hora, en otra parte de la ciudad”.
Los dos BUSCAVIDAS llegan a la ciudad de la que es originario SAM MORRIS, concretamente entran en la misma cafetería donde el día anterior éste tenía una cita con el Lugarteniente del SEÑOR McDONALD, JAMES. El BUSCAVIDAS I porta el mismo maletín que JAMES había entregado a SAM MORRIS. Los dos BUSCAVIDAS se sientan en los sofás adosados y están tomando café cuando, de repente, al BUSCAVIDAS II se le ocurre una idea que no le hace ninguna gracia al BUSCAVIDAS I.
BUSCAVIDAS II
     ¡Eh, oye, escucha, escúchame un momento! Ahora que      estamos en racha, ¿Qué te parece si atracamos este      cuchitril?
BUSCAVIDAS I
¡¡Pero qué dices!! ¡Estás chiflado! ¡Confórmate      con lo que hemos ganado! La avaricia puede ser nuestra perdición.
BUSCAVIDAS II
     ¡Venga ya! ¡Qué te den! ¡Este cuchitril lo atracó      como que me llamo Jack!
En ese momento, se levanta y, sacando una pistola, apunta hacia el DUEÑO de la cafetería y varios CAMAREROS.
BUSCAVIDAS II
     ¡¡Quieto todo el mundo!! ¡Si algún jodido gilipollas    se mueve me lo cargo!
Al BUSCAVIDAS II la acción de su compañero le ha pillado por sorpresa, pero no tiene más remedio que secundarla, apuntando a la clientela.
BUSCAVIDAS I
     ¡Serás imbécil! Bien, ya habéis oído, quietos todos.
     Si no hacéis ninguna tontería, esto pronto habrá
     acabado.

Sin embargo, el DUEÑO de la cafetería aprovecha que el BUSCAVIDAS II se ha distraído un instante apuntando a otros clientes, para accionar la alarma del local. El BUSCAVIDAS I, por su parte, reacciona rápidamente, dejándolo seco de varios disparos.

BUSCAVIDAS II
     ¡Maldito desgraciado! ¡Cómo se le ha ocurrido hacer      eso!
La alarma sigue sonando y el BUSCAVIDAS I la revienta de un balazo. Por su parte, el BUSCAVIDAS II se dirige hacia la parte del local donde está ubicada la caja registradora del Local, de la que se encarga una aterrorizada CAMARERA.
BUSCAVIDAS II
     ¡Tú, preciosa! ¡Dame todo el dinero de la caja!      ¡Vamos, haz lo que te digo y no te pasará nada!
La CAMARERA abre la caja registradora, y entrega toda la ganancia que ha acumulado durante una semana la cafetería, a los BUSCAVIDAS. Pero, de repente, una voz procedente de un megáfono, en el exterior, deja petrificados a los BUSCAVIDAS. Es un POLICÍA apostado en el exterior del local el que los conmina a rendirse.
POLICÍA
     ¡¡Atención!! ¡¡Ríndanse!! ¡Repito, ríndanse! ¡Están      rodeados! ¡No tienen escapatoria!
BUSCAVIDAS I
¡¡Maldita sea!! ¡Han llegado aquí enseguida! ¡Debe      haber una comisaría de policía cerca y no nos hemos dado cuenta! ¿Qué hacemos ahora?
BUSCAVIDAS II
     Coge a la chica que nos ha dado el dinero. Será      nuestra rehén y nuestra garantía para salir de aquí.
El BUSCAVIDAS I obedeció al BUSCAVIDAS II y agarró a la CAMARERA. Así, los dos BUSCAVIDAS y la CAMARERA se dirigen hacia la salida de la cafetería.
Corte.
ESCENA 17. CAFETERÍA. CIUDAD. EXTERIOR. DÍA.
Los dos BUSCAVIDAS salen a la calle y observan cómo está atestada de policías. Al BUSCAVIDAS I, que es el que tiene colocada la pistola en el cuello de la CAMARERA, amenazándola, le tiemblan las piernas. Por su parte, el BUSCAVIDAS II se dispone a hacer públicas sus exigencias para salir de aquella ratonera. Sin embargo, no cuenta con dos policías, dos FRANCOTIRADORES, que apostados en las dos esquinas de la calle, disparan sendos proyectiles con demostrada y calculada precisión. Los dos BUSCAVIDAS caen al suelo y la CAMARERA se dirige llorando a los policías, quedando el maletín sin dueño, hasta que es recogido por un POLICÍA.
Fundido en negro de Cierre.
ESCENA 18. CASA DE SAM MORRIS. CIUDAD. EXTERIOR. DÍA.
Fundido en Negro de Apertura.
Texto sobre Negro: “A la mañana siguiente..”
A la mañana siguiente, DOS POLICÍAS llegan a la casa del difunto SAM MORRIS, con su maletín, y llaman a la puerta. La SEÑORA DE SAM MORRIS sale para atenderles.
POLICÍA
Buenos días, Señora Morris. Hemos averiguado que su      marido firmo un contrato con el Señor McDonald y que      este maletín le pertenece. No podemos devolverle la vida a su marido pero este dinero, ayudará a sus hijos y a usted a afrontar su perdida y a que no les falte de nada.
Fundido en Negro de Cierre.
Créditos Finales.


    


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