EL ESCRITOR COMPULSIVO

EL ESCRITOR COMPULSIVO
El gran Gustavo Adolfo Bécquer

EL ESCRITOR COMPULSIVO

El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

jueves, 2 de junio de 2011

RELATO DE "AMOR Y DESAMOR".

RELATO DE AMOR Y DESAMOR.

“Aquel verano fue maravilloso, inolvidable en la vida de Luis. Una chica desconocida para él había llegado al pueblo. Pero una chica desconocida, al parecer, únicamente para él, pues la mayoría de las gentes del pueblo sabían que se trataba de la nieta de una de las ancianas más respetables y queridas entre los lugareños, Doña Carmen. Luis, de naturaleza nerviosa y dominado por una ansiedad incontrolable, no tardó mucho en lograr averiguar el nombre de su vecina. La muchacha se llamaba María. Quedó prendado de ella al instante, lo suyo fue un flechazo en toda regla que obtuvo respuesta positiva por la otra parte.
Ya en sus primeros encuentros por las calles del pueblo se delataba fácilmente el enamoramiento en el iluminado rostro del chico. No era para menos, María resultaba ser una criatura fascinante y adorable. Su cabello rizado y de color negro intenso, al igual que sus ojos, se hallaba en perfecta concordancia con su figura esbelta y delicada. Varios habían sido los chicos que habían intentado seducirla pero todos sus intentos habían resultado vanos. María también se había fijado en el atractivo Luis y no tardaron mucho en concertar una cita. Luis tenía el corazón henchido de felicidad y jubiloso. Estaba con la chica de sus sueños, la chica que había tardado veinte primaveras en aparecer en su vida. Para María, la cita también estaba cargada de significado porque en sus pasados dieciocho años en la ciudad de Oviedo, no había conocido a ningún chico que suscitará su interés de manera tan única y especial. El éxito del primer encuentro en el que, sorprendidos de ser dos personas con gustos y afinidades tan marcadas, ya se habían besado, trajo consigo la concertación de muchos más durante aquel extraordinario verano. La compenetración y el amor mutuo que sentían, y que paseaban sin pudor, llegó a ser la envidia del pueblecito sevillano en el desarrollaban su aventura amorosa.
Sin embargo, en septiembre, una mala noticia vino a turbar la armonía en la relación, que parecía sólida e inquebrantable. Un correo trajo la infelicidad más absoluta a María: Su madre había muerto víctima del cáncer. Ella ya había acordado con Luis quedarse a vivir en el pueblo y casarse con él pero ante semejante imprevisto no tuvo más remedio que emprender viaje hasta la capital asturiana para asistir al entierro. María le había prometido a Luis que estaría de vuelta en dos, como mucho tres días, pues tenía que solucionar algunos asuntos pendientes aparte del funeral de su madre. Y como dos enamorados no se tienen el uno sin el otro, se despidieron en la plaza del pueblo cuando María cogió el autobús de la seis de la tarde. Pasaron los tres días previstos y María no dio señales de vida. Luis estaba preocupado y fue a preguntar a la casa de la abuela de la chica si había recibido noticias de ésta. Lo único que obtuvo a cambio fueron las palabras tranquilizadoras de la abuela indicando que no se preocupará, que su nieta no demoraría en exceso su retorno. Pero, nada más lejos de la realidad, pasó una semana entera y todos los días Luis desilusionado a su casa al no ver entre los pasajeros del autobús a su enamorada. Pasaron otras dos semanas y, Luis, superado por los nervios y la tensión no aguantó más y decidió juntar sus escasos ahorros y partir hacia Oviedo. La abuela de María le proporcionó la dirección de la chica y Luis no tardó mucho en dar con su domicilio. No obstante, el chico no tenía a la suerte como su aliada y volvió a llevarse una decepción mayúscula que no hizo sino aumentar su creciente frustración. Al parecer, el padre de la chica le dijo que María había tenido que atenderle de la depresión que le había supuesto la pérdida de su mujer.
Finalmente, pudo soportar a duras penas la presión de una situación tan dolorosa y María se había marchado a Madrid con un joven que estaba de huésped en la casa. Según el juicio del padre, habían caído los dos perdidamente enamorados nada más verse y se habían marchado a la capital de España, donde el joven vivía. Todo ello, había sucedido veinticuatro horas antes de la llegada de Luis. Desde allí la chica hablo con su padre para comunicarle su intención de casarse y hacerlo en la más estricta intimidad, en una semana. Aquélla sentencia final del padre de María fue demasiado para el desafortunado Luis, que cayó al suelo de manera instantánea y fulminante. El padre le tomo el pulso pero todos sus intentos por reanimarlo fueron inútiles. El chico había fallecido de un súbito infarto al corazón. Tal había sido la envergadura del impacto que le había producido el olvido y la traición de su amada”.
FIN.
 

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