“Papá solía morirse dos veces al día, o al menos, así lo hacía en el sentido metafórico del término. La primera vez al despertar, pues el transcurrir inexorable del tiempo lo había convertido en un anciano cascarrabias e irascible, que observaba con envidia a todo aquel que fuera más joven que él, en especial a sus hijos y nietos. Y el paso de la ensoñación nocturna a la vigilia diurna, lo hacía plenamente consciente de ello. La segunda vez, al acostarse, pues su subconsciente le hacía creer que, efectivamente, estaba muerto de verdad, como un faraón momificado del antiguo Egipto”.
Blog dedicado al cine con diversos e interesantes artículos relacionados con el séptimo arte, así como guiones redactados por su autor y su memoria de realización, es decir, las intenciones que tuvo al escribir cada historia.
EL ESCRITOR COMPULSIVO
El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.
En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.
Espero que todos disfrutéis con mi blog.
Un afectuoso saludo.
sábado, 17 de septiembre de 2011
MICRORELATO DE MI PADRE
MICRORELATO DE “MI PADRE”.
“Papá solía morirse dos veces al día, o al menos, así lo hacía en el sentido metafórico del término. La primera vez al despertar, pues el transcurrir inexorable del tiempo lo había convertido en un anciano cascarrabias e irascible, que observaba con envidia a todo aquel que fuera más joven que él, en especial a sus hijos y nietos. Y el paso de la ensoñación nocturna a la vigilia diurna, lo hacía plenamente consciente de ello. La segunda vez, al acostarse, pues su subconsciente le hacía creer que, efectivamente, estaba muerto de verdad, como un faraón momificado del antiguo Egipto”.
“Papá solía morirse dos veces al día, o al menos, así lo hacía en el sentido metafórico del término. La primera vez al despertar, pues el transcurrir inexorable del tiempo lo había convertido en un anciano cascarrabias e irascible, que observaba con envidia a todo aquel que fuera más joven que él, en especial a sus hijos y nietos. Y el paso de la ensoñación nocturna a la vigilia diurna, lo hacía plenamente consciente de ello. La segunda vez, al acostarse, pues su subconsciente le hacía creer que, efectivamente, estaba muerto de verdad, como un faraón momificado del antiguo Egipto”.
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