EL ESCRITOR COMPULSIVO

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El gran Gustavo Adolfo Bécquer

EL ESCRITOR COMPULSIVO

El escritor compulsivo soy yo, Alberto Bellido y este es un blog dedicado a mi mayor afición, a mi mayor pasión: El cine, el séptimo arte.

En el blog los visitantes podrán leer y comentar diversos artículos así como guiones de todos los géneros redactados por mí y sus memorias de realización, es decir, las diferentes intenciones que me guiaron en el momento de crear cada historia.

Espero que todos disfrutéis con mi blog.

Un afectuoso saludo.

lunes, 28 de marzo de 2016

El holocausto en el cine y el hijo de Saúl.

ARTÍCULO: EL HOLOCAUSTO EN EL CINE Y EL HIJO DE SAÚL.
El en inolvidable, en el peor sentido, año mil novecientos cuarenta y cinco, no sólo se dio por finiquitada y terminada la peor guerra, el peor conflicto que ha padecido la humanidad desde su surgimiento, sino también significó el punto, (esperemos que final), a uno de los episodios más vergonzosos y degradantes de la Historia, el holocausto causado e infringido por los nazis a los judíos.
Durante los años que duro el conflicto bélico, y especialmente los últimos, el ejército alemán comandado por su iluminado líder Adolfo Hitler, encerró al pueblo judío en guettos y campos de concentración esparcidos por toda Europa y eliminó hasta a seis millones de ellos en lo que se dio en llamar la solución final, en las tristemente célebres cámaras de gas.
Así, campos de concentración como los de Birkenau, Buchenwald, Dachau y Auswitchz, han pasado a formar parte de la infamia para siempre, de aquello que nunca, jamás, puede volver a repetirse y de lo que Alemania deberá pedir perdón y no olvidar hasta el fin de los días.
Fue el descubrimiento por parte del ejército soviético, (que, por cierto, luego sus líderes cometerían tropelías semejantes e igual de atroces con los Gulajs), de estos campos, de las fosas comunes donde miles de cadáveres yacían, así como de los esqueléticos y famélicos prisioneros liberados, lo que reveló al mundo este horror.
Hecha esta apasionante aproximación histórica y centrándonos ya en la relación del holocausto con el cine, se puede afirmar que este de los campos de concentración fue un subgénero bélico que partió de películas más o menos épicas y edulcoradas, que no ponían el énfasis y el acento en los sufrimientos padecidos por los prisioneros, seguramente porque no se quería hurgar en una herida que era aún demasiado profunda.
Así, destacaron una serie de películas que relataban las apasionantes peripecias y aventuras de prisioneros aliados, (estadounidenses, ingleses, etcétera), que pergeñaban e intentaban espectaculares fugas.
Películas de los sesenta como La gran evasión y El puente sobre el río Kwai, e incluso una de las últimas películas, ya en los ochenta, del gran maestro John Houston, Evasión o victoria.
Pasada esta fase, un tanto ingenua y naif, es indudable afirmar que por fin hubo una película que entro en profundidad en el inmenso dolor y sufrimiento padecido por el pueblo judío, ya cincuenta años más tarde, cuando las heridas estaban cicatrizadas.
Se trata de la Lista de Schindler, de Steven Spielberg, una de las mejores películas de su filmografía y con la que tras años de ser ignorado, obtuvo un justo reconocimiento por parte de la Academia de Hollywood, con una buena colección de Oscar.
La historia, real, en la que se basa la película, relata la trayectoria vital durante esos convulsos años, de un empresario alemán, Oskar Schindler, (brillantemente interpretado por Liam Neeson), afiliado al partido nazi y que, sin embargo, gracias al trabajo en sus fabricas y factorías, fue capaz de salvar las vidas de miles de judíos enfrentándose a sus correligionarios, siendo por ello debidamente reconocido por el pueblo judío como justo entre los justos.
La película está rodada acertadamente en blanco y negro, pues acentúa el dramatismo de la puesta en escena, así como las interpretaciones de los actores, (entre los que también Ben Kingsley como el contable de Shindler, judío), y con una banda sonora magnifica. Desde luego, es emocionante de ver.
Espoleado por el ejemplo, otro destacado judío como Spielberg, se atrevió por fin, después de muchos años, a rodar otra película sobresaliente, (siendo un tema muy personal para Polanski, que le toco muy de cerca, pues estuvo en un ghetto cuando era niño), El pianista, que también se hizo merecedora de varios Oscar y que narra la historia de un músico superviviente de un campo de concentración.
Igualmente, resultan recomendables de ver algunas de las versiones que se han realizado de la famosa niña judía que murió en un campo de concentración y que plasmo sus dolorosas vivencias en unos diarios: Anna Frank.
Respecto al Hijo de Saul, hay que mencionar que incluso es una historia más cruda y dolorosa que la descrita en La lista de Shindler y El pianista, pues describe el día a día de un Oberkomando, (que eran los judíos a los que los nazis encargaban la limpieza de las cámaras de gas donde miles de los de su misma especie morían), un judío húngaro que cree ver en el cadáver de un niño a su propio hijo.
Relata las peripecias por las que atraviesa para conseguir que un rabino le pueda dar justa sepultura al tiempo que se ve inmerso en los planes de fuga de un grupo de sus compañeros.
Es una película que mancha, que te sumerge en el fango desde el principio y que hace sentir a cada espectador lo que debió ser la vida y la muerte de aquellos desafortunados judíos, sin el cierto distanciamiento de, por ejemplo, La lista de Shindller, pese a cierto hieratismo del personaje protagonista.

Una película que, si bien, no es apta para estómagos sensibles, no deja de ser aconsejable de ver.

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