Una de las mejores películas del
año. Esta es la calificación que me merece el nuevo proyecto del Director
australiano Andrew Dominik, (que ya dio buenas muestras de su valía con el
apreciable y crepuscular Western “El asesinato de Jesse James por el cobarde
Tom Ford”).
Realmente esta es una película sin
fallo o laguna digna de mención. El guión está perfectamente construido, con
unos diálogos muy bien trabajados e interpretados, (en este sentido, hay que
destacar las conversaciones en el interior de un coche, con un soberbio Brad
Pitt, y el diálogo final en un bar, con la acertada expresión de que América no
es más que un negocio).
La atmósfera está igualmente
lograda, situándose la acción durante el período electoral que llevaría a
Barack Obama a convertirse en el primer Presidente negro de la Historia de los
Estados Unidos, justamente en los albores de la crisis económica que aún
estamos padeciendo.
Y como ya he dicho, aparte de Brad
Pitt, el resto del reparto borda sus papeles, sobre todo un recuperado para la
causa Ray Liotta y un James Gandolfini en estado de gracia, como un desganado y
vicioso matón, que nos remite directamente al personaje de la Serie “Los
Soprano”. Aunque para matón sotisficado y elegante, pues eso, Brad Pitt.
Para rematar la faena son unos
ladrones, que inspiran más pena y compasión que temor, lo que desencadenan la
venganza de los mafiosos aficionados a las timbas.
En definitiva, una película
completamente recomendable a la que no se le puede poner ningún pero.
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