Esta es la última película de
Oliver Stone. Una película que ha de ser aceptada como un mero y disfrutable
entretenimiento, sin mayores pretensiones. En “Salvajes”, Oliver Stone vuelve a
abordar uno de sus temas preferidos, (aparte de sus contraproducentes y
polémicos Documentales con algunos de los líderes más significados de la
América Latina), que no es otro que las drogas y el eterno debate sobre su
legalización, (como ya hizo con sus anteriores trabajos como guionista, “El
expreso de medianoche” y “Scarface: El precio del poder”, y como Director, con
“Giro al infierno”). La película discurre con un inequívoco estilo
tarantiniano. Trata de una improbable, o vaya uno a saber con los tiempos que
corren, probable historia protagonizada por tres jóvenes que componen un trío a
lo “Jules y Jim”, poseedores de un desahogado tren de vida gracias a la
marihuana, que se han de enfrentar con un cartel narcoterrorista dirigido por
una viuda mexicana, una viuda muy negra. En este sentido, decir que tanto Salma
Hayek como Benicio del Toro están soberbios en sus respectivas interpretaciones
como personajes secundarios de la trama, mejor que el trío protagonista. El
final, al más puro estilo de Michael Haneke en “Funny games”, ofrece, valga la
redundancia, dos finales alternativos del que particularmente me quedo con el
primero. En resumen, que “Salvajes” es una película entretenida, para pasar un
buen rato, sin mayores pretensiones, sin más ni menos, ni menos ni más.
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