“El fraude” es una acertada
radiografía de los agitados y convulsos tiempos que nos han tocado vivir. Y sin
duda que se va a convertir en una de las películas arquetípicas sobre la crisis
económica que nos está sacudiendo en la actualidad. Describe, con un sobrio
Richard Gere como protagonista y una siempre fiable Susan Sarandon, la caída de
un tiburón de las finanzas que nunca llegó a pensar que la crisis pudiera
llegar a tocarle y hundirle, y reaccionada demasiado tarde a sus consecuencias
y sus efectos. Todo ello combinado con la trama secundaria de la amante del
protagonista, que podía haber dado mucho más juego, (con una fría e impersonal
Laetitia Casta como Artista). De todas formas, “El fraude” es una película muy
estimable y de una factura técnica impecable, y de la que resulta bueno
destacar hasta tres escenas sacadas de un guión convincente. Que son, a saber:
El descarnado diálogo en un parque entre el protagonista y su hija, el diálogo
entre el protagonista y el comprador de su empresa caída en desgracia en una
cafetería y el diálogo final entre la pareja protagonista, que marcará un antes
y un después en su tormentosa relación, pues si la película trata sobre la
crisis, su relación también está en crisis, aunque pretendan guardar las
apariencias.
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